@MendozayDiaz

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lunes, 5 de diciembre de 2016

La vieja política era esto.

Todo eran armoniosas imágenes, buenas palabras, atenciones, sonrisas y palmaditas hasta lograr los votos que han permitido a Rajoy gobernar. A la velocidad de la luz el calor se vuelve frío y la cercanía distancia. Ahora toca sorprenderse, reinterpretar y otras zarandajas: yo entendí, yo creí, yo pensé que… Y sin vergüenza, sin un gesto de incomodidad por el volantazo, dicen que -por tanto- toca, otra vez, renegociar, reconsiderar, la amnistía fiscal, las medidas anticorrupción y, por supuesto, la reforma de la Ley Electoral que, recordemos, es la madre de todos estos corderos… Qué razón tenía -una vez más- el faraón: “prometer hasta meter y, una vez metido, se olvida lo prometido”. 

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