@MendozayDiaz

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lunes, 5 de diciembre de 2016

La vieja política era esto.

Todo eran armoniosas imágenes, buenas palabras, atenciones, sonrisas y palmaditas hasta lograr los votos que han permitido a Rajoy gobernar. A la velocidad de la luz el calor se vuelve frío y la cercanía distancia. Ahora toca sorprenderse, reinterpretar y otras zarandajas: yo entendí, yo creí, yo pensé que… Y sin vergüenza, sin un gesto de incomodidad por el volantazo, dicen que -por tanto- toca, otra vez, renegociar, reconsiderar, la amnistía fiscal, las medidas anticorrupción y, por supuesto, la reforma de la Ley Electoral que, recordemos, es la madre de todos estos corderos… Qué razón tenía -una vez más- el faraón: “prometer hasta meter y, una vez metido, se olvida lo prometido”. 

miércoles, 23 de noviembre de 2016

Salario mínimo.

Produce una cierta vergüenza ajena que haya quien se oponga al aumento del actual salario mínimo que está, recordemos, en 655,20 € mensuales (catorce pagas al año). 

En primer lugar y, porque, en mi opinión, es lo más importante, porque no es digno. Esa cantidad mensual no es suficiente para que, hoy, en España pueda sobrevivir una familia y, en muchos casos (dependiendo de sus circunstancias), ni siquiera una sola persona... 

En segundo, porque no está demostrado que el aumento del salario mínimo aprobado ayer por el Congreso de los Diputados vaya a ser causa de no sé cuántos males económicos. 

Y, en tercer lugar, por razones de coherencia, en este caso, de coherencia "geo económica". Si el Gobierno de Rajoy que viene diciendo que nosotros somos-queremos-ser como Francia, Alemania, Irlanda... pues, una imagen vale más que mil palabras:


Y, sobre su evolución desde 1999:


***

Me parece una feliz iniciativa que el Presidente del Gobierno se muestre dispuesto a eliminar los topes de cotización a la Seguridad Social. 

Tal y como está la "hucha" algo habrá que empezar a hacer. No es razonable -ni justo- que un trabajador que gane 3.700 € al mes y otro que gane 10.000 € al mes paguen la misma cotización.

Ojalá se concrete...

martes, 8 de noviembre de 2016

"Sumisión" de Michel Houellebecq.

Francia, en un futuro próximo. A las puertas de las elecciones presidenciales de 2022. Los partidos tradicionales se han hundido en las encuestas y Mohammed Ben Abbes, carismático líder de una nueva formación islamista moderada, derrota con el apoyo de los socialistas y de la derecha a la candidata del Frente Nacional en la segunda vuelta. 

François, un profesor universitario hastiado de la docencia y de su vida sexual, que a sus cuarenta años se había resignado a una vida aburrida pero sosegada, ve cómo la rápida transformación que sucede a la llegada del nuevo presidente al Elíseo altera la vida cotidiana de los franceses y le depara a él un inesperado futuro. 

Los judíos han emigrado a Israel, en las calles las mujeres han cambiado las faldas por conjuntos de blusas largas y pantalones, y algunos comercios han cerrado sus puertas o reorientado el negocio. 

Y la Sorbona es ahora una universidad islámica en la que los profesores conversos gozan de excelentes salarios y tienen derecho a la poligamia. 

Al igual que Huysmans, el escritor del siglo XIX convertido al catolicismo al que consagró su tesis, François sopesará pronunciar las palabras que le abrirán las puertas de la religión islámica y de una nueva vida: "No hay más dios que Alá y Mahoma es su profeta."


Michel Houellebecq llama la atención sobre un tema de actualidad como la pérdida de identidad de las grandes naciones europeas y su progresiva islamización. La historia transcurre en Francia, pero también podría suceder en Alemania o en España…

Por verosímil -profética- su lectura inquieta, angustia.

Lo mejor: su ingenio, su cinismo, su ironía. 

Este libro me creó un expectativa que, poco a poco, se fue diluyendo en la medida en que dejaba de profundizar en el argumento para, en mi opinión, enredarse en demasiados pasajes chabacanos, obscenos.

Me ha decepcionado.

sábado, 29 de octubre de 2016

Otra política, otro futuro.

Hace unos días leí en “Diario de León” que el equipo de Gobierno de Sariegos, presidido por su Alcalde Juan Llamazares (Ciudadanos) ha concedido, durante este año, becas de estudio con el dinero que ha ahorrado acabando con las dedicaciones totales y parciales y con la disminución de las dietas por asistencia a plenos y comisiones. Y, además, que para el año 2017 quiere rebajar hasta un 20% la cuota del IBI que pagan sus vecinos. 


Un claro ejemplo del “uso alternativo del dinero”, de que las cosas se pueden hacer de otra manera: mejor. Otra política, otro futuro.

El control presupuestario es imprescindible y todos hemos visto -y sufrido- lo que sucede cuando los recortes se trasladan a la sociedad. Es necesario que sea la propia Administración la que se los aplique a sí misma y se renueve para ser más simple, ágil y eficiente, al servicio de los ciudadanos que debiera ser su prioridad. Es urgente una administración territorial más racional. No es posible que después de las transformaciones sociales y tecnológicas de los últimos años las administraciones públicas sigan funcionando bajo criterios del siglo XIX. La desafección de los ciudadanos hacia los políticos y las instituciones tiene que ver, también, con esa falta de adaptación a los nuevos tiempos. No es justo que después de varios años de crisis su gasto sea prácticamente el mismo y que la ausencia de reformas no haya detenido el incremento de nuestra deuda pública.

Muchos ciudadanos estamos hartos. Queremos transparencia, saber qué se hace con nuestro dinero, con el de nuestros impuestos, en qué se gasta. Se tiene una generalizada sensación de que cada día se paga más, pero, sin embargo, empeora la enseñanza, la sanidad y todo aquello que podría ayudar a mejorar la calidad de vida de las personas. Recordemos que, la venta de una –sólo una- de las cajas intervenidas (Caixa Galicia), ocasionó tantas pérdidas como el recorte en educación. Y eso a mucha gente no nos parece razonable. Sin transparencia no hay democracia. Lo que nos está pasando, en España, es por falta de transparencia. Ser transparente no es publicar datos. Y no se es más transparente por publicar más datos. No es un tema de cantidad sino de calidad, de formas de hacer, de políticas. España necesita un cambio de políticas. Y no nos engañemos: no es sólo un cambio de caras. Eso sería maquillaje, postureo: intento de parecer algo que no se es.

La falta de credibilidad en la política y en los políticos ha llevado a que muchos ciudadanos no tengan interés en participar, ni siquiera votando. La gente normal ve a los políticos lejos de la realidad; y muchas de sus acciones, aun siendo legales, se perciben como poco éticas. La responsabilidad política como asunto de ética no se considera. Las dimisiones son rarísimas y casi nadie asume responsabilidades por la función que desempeña. En la opinión de la gente, la credibilidad o la falta de ella, se forma lentamente en el tiempo y generalmente no está asociada a un suceso específico, sino a un cúmulo de acontecimientos o detalles que alimentan la confianza o desconfianza. La credibilidad ha pasado a ser uno de los aspectos fundamentales de la relación del individuo con la sociedad. Se trata, en definitiva, de la confianza que tiene el ser humano en sus semejantes e instituciones con quienes se relaciona.

La política necesita aire fresco y sabio. Y esto no es cuestión de edades sino de ideas. Algunas de las propuestas de estos jóvenes políticos de moda son más antiguas que la rueda: a sus hechos me remito. La demagogia y la mentira prenden con mucha facilidad en situaciones como la que actualmente atraviesa España. Quizá España necesite un nuevo contrato social. O no. O baste con mejoras, con nuevas formas de hacer políticas capaces de construir un proyecto de futuro que genere ilusión a la mayoría de los ciudadanos. Donde lo importante sea el contenido, el qué se hace y el cómo se hace. En fin, hay otras formas, alternativas, de hacer las cosas. Como, por ejemplo, en Sariegos. 

Publicado en "Diario de León", hoy, 29 de octubre del 2016: http://www.diariodeleon.es/noticias/opinion/otra-politica-otro-futuro_1110522.html

viernes, 21 de octubre de 2016

Soplar y sorber ¿simultáneamente?

Trabajar y cobrar “toda” la pensión… Parece un contrasentido. Como soplar y sorber, simultáneamente… La jubilación se ha entendido -y se entiende (al menos hasta ahora)- como un tiempo para realizar otras actividades que exijan menos esfuerzo, como el merecido retorno después de muchos años de puntuales pagos de cotizaciones sociales y de impuestos. Pero como no hay dinero porque unos y otros lo han despilfarrado, durante los últimos años, a base de irresponsables y diversas liberalidades pues estamos como estamos, comienzan a ponerse nerviosos porque una vez que se acaba la “hucha de las pensiones” ya no hay excusa para no enfrentar este asunto, y a soltar globos sonda como el que estoy comentando y otros: trabajar y cobrar una pensión, un impuesto sobre la riqueza (¿qué es eso?) para pagar las pensiones, utilizar el IVA (es decir, subirlo…) para complementar las cotizaciones sociales, etc.
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Y relacionado con lo anterior, más informaciones sobre el ocaso demográfico de España. Dentro de unos quince años, según proyecciones del Instituto Nacional de estadística, si todo sigue como hasta ahora, España perderá más de quinientos mil habitantes y uno de cada cuatro españoles tendrá más de sesenta y cinco años.

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Ayer asistí a la presentación en León de “Mejor no comprender” de Fernando Martín Aduriz. El libro recopila sus columnas en “Diario Palentino” durante trece años. Cuando lo lea lo reseñaré. La personalidad del autor me resultó atractiva, y un regalo poder escuchar a D. Antonio Gamoneda, Premio Cervantes 2006, que habló en la presentación.

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El tiempo es breve…Interesante iniciativa de la Universidad de Valladolid: “Tu tesis en tres minutos”. Todo un reto: realmente lleva más trabajo preparar una presentación de tres minutos que una de una hora. Que cunda el ejemplo y que las organizaciones intenten acotar las reuniones “de trabajo”. A veces son un obstáculo para un mejor aprovechamiento del tiempo. Sobre todo, cuando no se preparan y dirigen bien. 

miércoles, 19 de octubre de 2016

"Patria" de Fernando Aramburu.


Según iba leyendo las páginas de “Patria” recordaba un tiempo que viví no como protagonista, pero si como espectador. Como tantos españoles que cada día nos desayunábamos, durante años (demasiados años…), con la noticia de algún asesinato, de algún atentado terrorista.

En la Universidad de Granada tuve un compañero de quien no pude conocer su verdadera historia hasta veinte años después, gracias a los buscadores de internet. Un chico vasco, solitario, desconfiado. Coincidíamos en los mismos bancos del aula. Se le notaba incómodo. Quería ser amable pero no cultivar una amistad que le obligara a contar de más… Después de varios años intercambiando apuntes y alguna puntual conversación, me dijo que su tío era un empresario vasco que había sido amenazado por ETA y que, por prudencia, su padre había decidido enviarle a estudiar al otro extremo de España. La verdad es que su padre, dirigente empresarial, había sido asesinado por negarse a pagar el impuesto revolucionario. Y su tío, años después, sobrevivió a un atentado, pero quedó inválido.

Dramática historia como la que también se refleja en esta novela de Fernando Aramburu a través de la vida, durante esos años, de dos familias de un pueblo guipuzcoano. 

A pesar de su extensión (más de seiscientas páginas…) su lectura resulta amena, quizá, gracias a la técnica que utiliza su autor de narrar a través de un mosaico de breves capítulos. 

Muy recomendable.

lunes, 12 de septiembre de 2016

A favor de un mejor sistema de ordenación territorial.

Quienes discrepamos de la actual configuración del sistema de ordenación territorial no somos, sin más, unos retrógrados centralistas. Las posiciones críticas tienen, en la mayoría de los casos, unos fundamentos que conviene conocer y debatir.


El gran problema de los separatismos y nacionalismos exacerbados tiene su origen en la introducción del término “nacionalidades” en la Constitución Española de 1978, sin definir su contenido ni señalar su identidad. 

La multiplicación de los centralismos, que sucedieron al de Madrid, de las distintas capitales de las Comunidades Autónomas, en muchos casos, están siendo más gravosos para el ciudadano y, a veces, más rechazados por viejas relaciones de vecindad.

Otros asuntos que han complicado el sistema son, entre otros:

La creación de tensiones entre las Comunidades Autónomas como consecuencia de las contradicciones derivadas de la aplicación del principio de solidaridad en abstracto por un Estado debilitado.

La coexistencia de distintos modelos políticos de sociedad, al poder ostentar el poder, en cada Comunidad, partidos políticos distintos y opuestos en sus programas.

La difícil compatibilidad con el proceso de integración en la Unión Europea, que supone transferencias hacia el exterior y no hacia regiones interiores.

La falta de realismo del modelo autonómico, basado más en deseos y postulados teóricos, en aspiraciones primarias populares, que en sólidos planteamientos, necesidades reales, estima popular, apoyo social, etc., salvo en casos aislados.

Si los peligros políticos que se asumieron al implantar las autonomías son considerables, mayores son las contradicciones y peligros de tipo económico. Ante todo, está el coste -el elevado coste- del Estado de las Autonomías, de sus diecisiete gobiernos, parlamentos y administraciones que se acepta como precio por una mejora de servicios y de la “mayor democracia”, que se siguen dando por supuestos.

El problema de la financiación, todavía sin resolver, ha acentuado los desequilibrios regionales y dificultado la redistribución de recursos y el desarrollo nacional.

El principio de unidad de mercado, del que tanto se habla sin concretarlo en prohibiciones estrictas, corre igualmente serios riesgos a medida que las disposiciones autonómicas comenzaron a proliferar.

Y las desventajas competitivas y los inconvenientes para los grandes proyectos nacionales de inversión con programas económicos de desarrollo autonómico y local, muchas veces, sin la coordinación más elemental.

Las anteriores razones son suficientes, a mi entender, para sostener una posición crítica con bastante fundamento y desapasionamiento, sin ideas preconcebidas y, por supuesto, sin querer sugerir una solución mágica como única alternativa.

Los riesgos apuntados (insostenibles, muchos de ellos), en mi opinión, son suficientes para plantear modificaciones legales de mejora (“reformas”).

domingo, 4 de septiembre de 2016

“El camino hacia el sol. Economía, energía, medio ambiente y sociedad” de Víctor Díaz Golpe.

Acabo de leer el libro de mi amigo Víctor Díaz Golpe “El camino hacia el sol. Economía, energía, medio ambiente y sociedad” que pretende ser un punto intermedio de encuentro entre lo técnico y lo divulgativo, haciendo hincapié en la relación existente entre la economía, el consumo de energía y el medio ambiente, así como las repercusiones de estos tres factores sobre la sociedad y la calidad de vida de la población.

Hace un recorrido que comienza con una breve introducción de la historia económica de Estados Unidos, la creación de monopolios y la utilización a gran escala del petróleo como fuente de energía primaria, para, posteriormente, analizar los tres factores que influyen en la determinación del precio del barril.

También se analizan los efectos del consumo de combustibles fósiles sobre el medio ambiente y las posibles soluciones que podrían paliar o evitar el cambio climático, particularmente, el incremento de eficiencia energética y, de forma especial, las energías renovables. 

Considera las ventajas e inconvenientes actuales de las tecnologías limpias, así como las previsiones sobre una mayor penetración de estas tecnologías, que dependerá del desarrollo de los sistemas de acumulación masiva de energía, jugando en este punto un papel importante el desarrollo de los vehículos eléctricos.

Según Víctor, el resultado final será una concepción distinta de la integración de la energía en el sistema económico y la sociedad, dando lugar a la electrificación y des carbonización de la economía y el planeta, aunque, actualmente, se mantiene la incógnita de cuándo este cambio tendrá lugar de forma definitiva.

“El camino hacia el sol. Economía, energía, medio ambiente y sociedad” se presentó, por Juan Pablo García Valadés, el pasado mes de julio, en el Aula Leonesa de Inversión, iniciativa del periódico “La Nueva Crónica”, Renta 4 Banco, el Colegio de Economistas y la Cámara de la Propiedad Urbana de León. 

Hubo un debate con preguntas y respuestas muy interesantes y, también, fue una oportunidad para coincidir con amigos.


A continuación, os dejo el enlace del vídeo de la presentación: 


Y también el enlace de su blog: http://golpedefecto.blogspot.com.es/



martes, 23 de agosto de 2016

Ser abogado.

El Premio Abogados de Novela se convoca, cada año, por el Consejo General de la Abogacía Española, la Mutualidad de la Abogacía y Ediciones Martínez Roca, del Grupo Planeta, con la intención de premiar una novela que ayude al lector a profundizar en los conocimientos del mundo de la abogacía y sus ámbitos de actuación, valores, proyección y la trascendencia social de su función. El primer libro, distinguido por este galardón, que leí fue “El jurado número 10”, de Reyes Calderón, que recibió el reconocimiento en el año 2013. Recuerdo que se trataba de una novela interesante, amena y especialmente divertida (en mi opinión ayuda que los personajes y el entorno sean locales); y, en este caso, también divulgativa pues da a conocer cómo funciona el jurado en nuestro sistema judicial.

“El abogado de pobres” fue la novela ganadora del Premio Abogados de Novela 2014. Ambientada en Jerez de la Frontera a mediados del siglo XVIII, su protagonista es un abogado de pobres que tiene que enfrentarse a varios casos de corrupción, robo y falsificaciones, abusos de poder y manipulación de la Justicia. En el más importante de ellos, estarán implicados algunos de los personajes más importantes de la ciudad. La figura del “abogado de pobres” es una figura que desaparece a finales del siglo XVIII en la medida que, en las grandes ciudades, se van creando los Colegios de Abogados que se encargan de defender gratuitamente a los pobres y desamparados, designando de entre sus colegiados a quienes por turno habrían de hacerse cargo de la defensa de esas personas sin posibles. Juan Pedro Cosano, abogado gaditano, personifica en Pedro de Alemán, el protagonista de su relato ganador, los rasgos de un jurista, adalid de la cultura y de los valores humanos. Excelente novela, muy recomendable. Asimismo, la novela ganadora del VI Premio Abogados de Novela (2015), “La mediadora” de Jesús Sánchez Adalid. La mediación como medio alternativo de solución de conflictos está de moda. Aunque, en mi opinión, es más antigua que el hilo negro… La Abogacía es una profesión pionera en la mediación como herramienta para alcanzar el consenso entre partes en conflicto ya que los abogados, mayoritariamente, llevamos siglos promoviendo la cultura del acuerdo. 

Durante la Feria del Libro de León, en la Librería Universitaria, me encontré con “El alma de la toga”; y ya su título me resultó tan sugerente, que me lo compré… Su autor, D. Ángel Ossorio y Gallardo (1873-1946), tuvo una vida plena de responsabilidades profesionales y políticas. Fue Presidente de la Academia de Jurisprudencia y Legislación, y del Ateneo de Madrid. Gobernador de Barcelona y Ministro de Fomento durante el reinado de Alfonso XIII. Diputado en varias legislaturas. En la II República fue Presidente de la comisión que elaboró la Constitución Española de 1931, y Embajador. Bien, pues después de una vida tan intensa, poco antes de morir, reconoció a sus amigos, en Buenos Aires (donde se exilió tras la Guerra Civil), que su mayor satisfacción fue ser abogado.



Años antes, en junio de 1919, en el apogeo de su profesión, escribió “El alma de la toga”. Un libro muy oportuno para quien se inicia en el ejercicio de la abogacía pues está repleto de sabios consejos fundamentados en su experiencia. A pesar de su brevedad trata muchos asuntos que invitan a pensar. Como cuando escribe sobre quién es Abogado, y la diferencia con el Licenciado en Derecho. La moral del abogado. Su sensibilidad, su cordialidad; el “desdoblamiento psíquico”. Su independencia. Según D. Ángel el mundo nos utiliza y respeta en tanto que tengamos “la condición del amianto”: poder y riqueza, fuerza y hermosura, todas las incitaciones, todos los fuegos de la pasión han de andar entre nuestras manos sin que nos quememos…Cuando habla sobre el sistema de trabajo, aconseja que antes de coger la pluma hay que estudiar los documentos y consultar libros. Y no confiar nunca en la capacidad de improvisación: el guion escrito es siempre indispensable. Aunque considera que todas las horas son buenas para trabajar, recomienda especialmente las primeras de la mañana (desde la seis hasta la diez) porque “antes de las diez de la mañana podemos dar al trabajo nuestras primicias y, después de la diez de la noche, no le concedemos sino nuestros residuos…”. Partidario del uso de la palabra en la resolución de conflictos: “se adelanta más en media hora de conversación que en medio año de correspondencia”. Sobre la oratoria forense hace recomendaciones sencillas pero muy prácticas, muy útiles para el ejercicio de la profesión, como cuando afirma que “la brevedad es el manjar preferido de los jueces…”. Defiende una oratoria breve, clara, concreta, cortés, amena y que cuide el léxico. Leer es esencial, también para un abogado. Cuando no se lee, nos recuerda, “viene el atasco intelectual, la atrofia del gusto, la rutina para discernir y escribir, los tópicos, los envilecimientos del lenguaje…”.

Me sorprende que trate asuntos que entonces eran de actualidad y que hoy, casi cien años después, lo continúen siendo como la especialización, el trabajo de los jueces (“hay mucha más abnegación y virtud de la que el vulgo supone”), la abogacía y la política, la “defensa de los pobres” (justicia gratuita), la función de los colegios profesionales o la utilización de la toga (“todas las apariencias tienen su íntimo sentido”). Personalmente me encantó esta frase: “Hay que estudiar, hay que leer, hay que apreciar el pensamiento ajeno, que es tanto como amar la vida, ya que la discurrimos e iluminamos entre todos”. Recomiendo la lectura de este libro. A mí me ha nutrido con puntos para pensar. Y me he divertido conociendo nuevas palabras como rábula, curialete, fuste, ganapán, petimetre o tresillista…jajaja. A pesar de los años transcurridos desde su primera edición (1919), mantiene su vigencia y, quizá por eso, “El alma de la toga” es reconocida como un verdadero clásico de la literatura jurídica.

Publicado en Diario de León el 23 de agosto del 2016: http://www.diariodeleon.es/noticias/opinion/ser-abogado_1093723.html

miércoles, 27 de julio de 2016

A favor de la Política.

En España hay un empleado público por cada cinco personas ocupadas versus uno por cada quince en la Unión Europea, o uno por cada treinta y seis en Estados Unidos… En abril del 2010, varios economistas vinculados a UPyD publicaron “El coste del Estado Autonómico”. El estudio demostraba que, sólo gestionando todas las Comunidades Autónomas como lo hacen las tres más eficientes, podríamos ahorrarnos 24.000 millones de euros. Entonces ¿por qué tantas resistencias a aprender de las buenas prácticas de los otros? En general, se echa de menos interés en acabar con el despilfarro y las duplicidades de las administraciones públicas; y ello porque, en muchos casos, configuran la red clientelar de los partidos políticos viejos… y nuevos.

No digo que la tarea armonizadora sea una tarea sencilla pero sí que contamos con leyes para facilitarla que los pactos con los nacionalistas tienen “neutralizadas”, como, por ejemplo, el artículo 150.3 de la Constitución: “El Estado podrá dictar leyes que establezcan los principios necesarios para armonizar las disposiciones normativas de las comunidades autónomas, aun en el caso de materias atribuidas a las competencias de éstas, cuando así lo exija el interés general”.

Lo que sucede es que en la raíz de todo este desaguisado están los pactos de PSOE y PP con los nacionalistas, durante los últimos treinta y cinco años, para mantenerse en el poder. Obsesionados por conseguir un arreglo con los nacionalistas, al estilo de siempre, poniéndose de acuerdo en el precio. Así, por ejemplo, nos encontramos con el sistema fiscal privilegiado de Navarra y País Vasco. Un escandaloso ejemplo sobre el injusto reparto de la riqueza disponible entre españoles: la media de recursos no financieros por habitante de las comunidades autónomas del régimen común es de, aproximadamente, 2.800 euros mientras que la media de las del régimen foral (Navarra y País Vasco) es de 4.800 euros.

Y otro ejemplo más. ¿Un hombre, un voto? Ja-ja-ja… Tengo dudas -más que razonables- de que en España se esté cumpliendo el artículo 123 de la Constitución que proclama el derecho de todos los españoles a elegir y ser elegidos en igualdad de condiciones. La Ley Electoral vigente beneficia al nacionalismo y a los grandes partidos tradicionales, además de ejercer un efecto disuasorio para cualquier osado que pretenda fundar un partido político de ámbito nacional. Así se explica que, en las elecciones generales de diciembre del 2015, Izquierda Unida obtuviera tan solo dos escaños pese a conseguir 923.105 votos mientras que el Partido Nacionalista Vasco lograra seis diputados con un tercio de los votos (301.585).

Una democracia necesita ciudadanos que la defiendan. Menos “indignación” y más ciudadanía. Desde la política se puede contribuir a cambiar aquellas cosas del mundo que se manifiestan radicalmente dañinas para el desarrollo y la dignidad de las personas. Habrá quien me diga que no es necesario militar en un partido político para hacer política. Es verdad, pero, desde el respeto a otras opciones, quiero manifestarme a favor de la acción política a través de los partidos políticos. Ni todas las ONG del mundo juntas tienen la posibilidad de cambiar las decisiones de los organismos internacionales en las que se sientan los líderes políticos del mundo. Sí, influyen, y esto es muy importante. Pero no deciden: deciden los políticos.

Hay muchas políticas por mejorar (“reformar”). Somos campeones en fracaso escolar, no tenemos ni una sola universidad española entre las cien mejores del mundo. Nuestra electricidad, combustibles y comisiones bancarias están entre las más caras de la Unión Europea. La deuda pública española que se ha incrementado hasta cifras históricas, en los últimos años, se ha utilizado fundamentalmente para rescatar comunidades autónomas, ayuntamientos y cajas de ahorro desgobernadas y arruinadas por los de siempre. La corrupción es sistémica y ha acabado por contaminar a todas las instituciones del Estado: sin excepción. Por tanto, también son urgentes medidas de regeneración democrática para vincular más estrechamente a los representantes políticos con sus representados: sistema electoral con listas abiertas, elección directa de presidentes del Gobierno, de Comunidades Autónomas, de Alcaldes; limitación de mandatos, e introducir incompatibilidades más rigurosas entre el ejercicio de cargos públicos y negocios privados.

La base de la ciudadanía democrática es la igualdad en libertad. Luchar contra las tiranías que pisotean la democracia formal, así como contra la miseria y la ignorancia que imposibilitan la democracia material: regenerar la democracia, reivindicar el patriotismo constitucional y defender la igualdad entre españoles. Hacer política de otra manera, respetando al adversario, escuchando, dando argumentos, tratando de convencer, dando al otro la oportunidad de convencerte. El respeto al otro está en la base de la misma democracia. En fin, una política, nueva, buena, “con mayúscula”.

Publicado hoy, 27 de julio del 2016, en Diario de León: http://www.diariodeleon.es/noticias/opinion/favor-politica_1086704.html



lunes, 18 de julio de 2016

Un país de ancianos.

Hace unos días leí que Castilla y León pierde 64 habitantes al día, su mayor pérdida de población en décadas; y que León es la cuarta provincia de España con mayor media de edad. En esta misma línea, hace unos meses leí una noticia que llamó mi atención: en Japón, por primera vez en su historia, el año pasado, se vendieron más pañales para adultos que para bebés… En España, más temprano que tarde, viviremos una situación similar. Con nuestras actuales tasas de natalidad, dentro de medio siglo, cuatro de cada diez españoles tendrán más de 65 años. 

Algunos expertos hablan de suicidio demográfico de España. No sé si será una exageración, pero, seguro, que este nuevo escenario -la combinación de envejecimiento y descenso de la población- supondrá una nueva estructura económica. Sin duda que es una buena noticia que la esperanza de vida de los españoles supere, ya, los 80 años de edad como también sucede en otras economías desarrolladas. Vamos hacia una sociedad con cada vez más jubilados, que vivirán más, y menos personas en edad de trabajar y, muchos de éstos, con contratos a tiempo parcial y contribuciones reducidas a la Seguridad Social. Y todo esto impactará de múltiples formas a nivel económico, social y presupuestario.

Perdemos población. Los datos del Instituto Nacional de Estadística marcan una tendencia común a todo el país pero que, en León, se hace más profunda que en la media nacional. Aquí, lo vemos todos los días, cada vez perdemos más población y la que queda está envejecida porque, además de caer la natalidad, los jóvenes se tienen que ir a otros lugares en busca de oportunidades de trabajo. Hace unos meses conocíamos el dato de que, en León, casi un 30% de los municipios no registran ningún nacimiento en el año y, sin embargo, casi todos, si registran vecinos fallecidos. O que los centenarios que residen en León se han duplicado en la última década. O que la provincia ha perdido más de ochenta mil habitantes durante los últimos cuarenta años. O que somos los terceros con más conductores mayores de 74 años.



España es ya uno de los países más envejecidos del mundo. Baja natalidad y aumento de la esperanza de vida aceleran el proceso de envejecimiento de la población española. Cada año nacen menos niños y se mueren menos habitantes. La población en edad de trabajar está disminuyendo y en el futuro se reducirá todavía más. A finales del siglo XIX, la expectativa de vida media era de poco más de 50 años; hoy es de más de 80. El sueño -la ilusión- de tantas generaciones de vivir hasta los 100 años, cada vez es una posibilidad al alcance de más personas. Jubilarse ya no es como la antesala de la muerte. Afortunadamente. Es decir, un menor número de trabajadores va a tener que sostener a un mayor número de jubilados. Ante este panorama surge una pregunta “incómoda” ¿quién pagará los programas de atención a dependientes, la sanidad, el gasto farmacéutico…? 

Vamos camino de ser un país de ancianos. Es importante hacer visible un problema que sólo perciben quienes la ven día a día: la muerte lenta de sus pueblos. Uno de los problemas más graves (y quizás menos atendidos) de España. Situación que hubiera sido más grave de no ser por la contribución de los inmigrantes durante los últimos años. Pero, como consecuencia de la crisis económica, cada vez llegan y permanecen menos inmigrantes en nuestro país. Esta situación es una “bomba de tiempo” que, si no se pone remedio, acabará explotando en forma de un insostenible gasto en sanidad, en servicios sociales y en pensiones. El desequilibrio demográfico obligará a cambios drásticos en el modelo de sociedad. Estamos condenando a la inviabilidad al modelo social que nosotros hemos heredado. Recuperar el crecimiento demográfico es fundamental para mantener muchas de las prestaciones de nuestro actual modelo económico y social.

El problema de la natalidad es acuciante y su resolución poco tiene que ver con factores ideológicos o partidistas, sino con una concepción responsable del futuro. La familia no es un asunto “estrictamente” privado. La negativa de muchas familias a tener hijos hace tambalear los fundamentos de nuestro Estado del Bienestar. Por tanto, urge impulsar las políticas de apoyo a la familia con incentivos económicos y con medidas que favorezcan –realmente- la tan proclamada conciliación laboral. El derrumbe de nuestra pirámide poblacional es el derrumbe de nuestro modelo de sociedad. Aquí está la gravedad y la urgencia.

La crisis económica –y la inestabilidad social- ha retrasado y desincentivado la maternidad. Muchas mujeres la retrasan a la espera de mejores condiciones que, a veces, nunca llegan y, si llegan, es a una edad tardía para tener y educar a un hijo. Para muchas mujeres supone una tensión entre el reloj biológico y la coyuntura económica. Las buenas prácticas de algunos países como, por ejemplo, algunos del norte de Europa, señalan que se puede revertir la tendencia incidiendo sobre las condiciones que favorecen y protegen la maternidad: permisos a compartir entre ambos padres, guarderías asequibles y reducción de la jornada laboral por crianza, entre otras, son algunas de las medidas que han demostrado ser eficaces.

O los incentivos para favorecer el asentamiento de nuevos habitantes en el mundo rural. La verdad es que muchos estamos cansados de escuchar hablar de medidas que o no se concretan, o no son suficientes, o no son adecuadas o, sencillamente, “no son” porque no pasan de ser unas conclusiones de un estudio (“el papel lo aguanta todo”). En fin, urge impulsar políticas orientadas a favorecer la sostenibilidad de las cuentas públicas y el mantenimiento de los pilares de nuestro Estado del Bienestar. Tomar conciencia de este problema es una cuestión de Estado. Y cuestión de Estado quiere decir que todos los partidos políticos, sin excepción, deberían ponerse de acuerdo a la hora de fijar políticas que permitan si no atajar esta sangría poblacional, al menos, cambiar la tendencia. Por el bien de todos.

Publicado, hoy, 18 de julio del 2016 en "Diario de León": http://www.diariodeleon.es/noticias/opinion/pais-ancianos_1084786.html

lunes, 11 de julio de 2016

Mentiras sobre el "Brexit".

Durante los últimos meses he seguido con atención las informaciones sobre el referéndum para la salida de Gran Bretaña de la Unión Europea. Un asunto con implicaciones, muy relevantes, de carácter político, económico y social para España. Y de mi interés como profesor asociado de Derecho Internacional Público.

En los primeros días del mes de junio estaba convencido del triunfo de los partidarios del “Brexit” pues así nos lo venían diciendo las encuestas durante el último año: 65/35, 60/40, 55/45… El rango de la diferencia era tema de debate, pero no había sondeo que les diera la razón a los británicos partidarios de permanecer en la Unión Europea. El asesinato de la diputada socialista Jo Cox cambió las tornas y así lo confirmaron, también, las casas de apuestas que, a diferencia de los institutos demoscópicos, cuando realizan pronósticos no sólo se juegan su prestigio sino, también, su dinero.

El 23 de junio me fui a dormir pasadas las once de la noche, cuando los medios daban por hecho que Gran Bretaña permanecería en la Unión Europea, cuando Nigel Farage, líder del Partido de la Independencia, comenzaba a reconocer su derrota. A la mañana siguiente, la radio me sorprendía con la noticia que, durante la madrugada, se produjo el “sorpasso” y que el “Brexit” triunfó por 52 a 48… Desde entonces vivimos en un tsunami de opiniones habladas y escritas que, en muchas ocasiones, no es que no estén bien fundamentadas, sino que, sencillamente, son mentira.

Por ejemplo, no es cierto que este referéndum haya sido una iniciativa de “populistas”. Eso es no es verdad. El político responsable de la convocatoria de este referéndum es David Cameron, del Partido Conservador, miembro del Grupo del Partido Popular Europeo. El equivalente, en nuestro arco parlamentario, a Mariano Rajoy. Y se comprometió a convocarlo, durante la última campaña electoral, para intentar zanjar una cuestión que permanece viva en la sociedad británica, y muy especialmente entre los conservadores, desde el minuto uno de su incorporación a la Unión Europea, en 1973. Los británicos siempre han visto el proyecto político de “más Europa” como una amenaza a su sistema político, social y económico. Se incorporaron a la Comunidad Económica Europea, básicamente, por las ventajas que suponía para sus empresas, pero, en la medida en que el proyecto de unión europea de desarrollaba y concretaba en otras políticas, más allá de las económicas, el sentimiento de “euroescepticismo” volvía a reavivarse y a manifestarse en forma de protestas, vetos, reservas, y amenazas varias.  

Con el término “populismo”, a veces, se pretende etiquetar, descalificar, propuestas políticas que son razonables, aunque, eso sí, contrarias a los intereses del “establishment”. Además, en este caso, nos guste o no, el resultado cuenta con la inatacable legitimidad democrática que le otorga un 73% de participación ciudadana.

Otra. Ahora los europeístas británicos están promoviendo, en Escocia, otro referéndum pro independencia. El segundo en un año. En España, entre quienes lo aplauden y jalean se encuentran personajes que, sin ningún rubor, defienden una cosa y su contraria… Me explico. No es razonable -ni justo- desplegar un abanico de argumentos políticos, jurídicos, sociales a favor del derecho a decidir de los escoceses y, simultáneamente, negárselos a los independentistas catalanes. 

Por último. Perplejo escucho y leo las ocurrencias de una caterva de opinantes que me abruman con sus certezas sobre el día después, sobre lo que viene a partir de ahora. Mentira. Nadie lo sabe. La única previsión es el ya famoso artículo 50 del Tratado de la Unión, y poco más. La Unión Europea tiene regulado, hasta el más mínimo detalle, el procedimiento de ingreso porque, durante los últimos sesenta años sólo se han producido solicitudes de entrada, nunca, hasta ahora, de salida. Por tanto, el proceso de salida de Gran Bretaña de la Unión Europea, su calendario, los próximos pasos son una incógnita, sencillamente, porque nos encontramos ante la primera vez que un país miembro decide abandonarla. Y corresponderá a sus instituciones definir el cómo y el cuándo. 


El “Brexit” desata el pánico. En España, entre otras razones, porque un tercio de los activos internacionales de nuestros bancos están en el Reino Unido. O porque, muy probablemente, tendremos que aumentar nuestra contribución al presupuesto comunitario, en unos 900 millones de euros…En general, el pánico también tiene que ver con el riesgo de contagio. Porque más allá del temor a perder su libra, yardas y grados fahrenheit, los motivos de fondo que han llevado a los británicos a votar su salida, son razones políticas, con fundamento, y perfectamente extrapolables a otros países de Europa. Más allá de simplificaciones y reduccionismos los motivos de la catástrofe tienen que ver con la pérdida del encanto inicial del proyecto para la unión europea y un cierto hartazgo con los manejos de los burócratas del sistema.

Lo que está claro es que nada volverá a ser como antes; pero, eso, necesariamente, no tiene porqué ser negativo. La Unión Europea afronta el mayor desafío de su historia. Ahora es el tiempo de las respuestas claras e ilusionantes: hoy es siempre todavía.

Publicado, hoy, 11 de julio del 2016, en "Diario de León": http://www.diariodeleon.es/noticias/opinion/mentiras-brexit_1083270.html

miércoles, 18 de mayo de 2016

Antonio Fontán, un liberal en la Transición.

Ahora que tan de moda está invocar el “espíritu de la Transición” recomiendo la lectura de un libro sobre uno de sus protagonistas: D. Antonio Fontán (1923-2010).

La Transición Española fue obra de personas que aspiraban a un tránsito pacífico de una dictadura a una democracia, personas con diversos orígenes políticos, ideológicos y profesionales. El catedrático de Latín, Antonio Fontán, fue una de las más importantes.

“Antonio Fontán, un liberal en la Transición” de Miguel Ángel Gozalo (Editorial Almuzara) no es una biografía convencional ni un pormenorizado y minucioso relato de la vida de aquel sevillano que ganó una cátedra de latín a los 26 años, editó y dirigió diversas publicaciones a lo largo de su vida (Nuestro Tiempo, Madrid, Nueva Revista) y fundó, junto a Joaquín Garrigues, un partido político que se sumó a la corriente liberal que alimentó un periodo decisivo de la historia de España.


Este libro trata de acercarse a lo que hizo, a esos tres aspectos, tan vigorosos, de la trayectoria de Antonio Fontán: periodismo, latín y todo lo demás. Fue uno de los seres distinguidos con el secreto de aprender permanentemente y de contar de manera clara, precisa y eficaz.

Al final de su vida pasó por la política y se convirtió en uno de los artífices de la Transición, que, como Presidente del Senado, estampó su firma, junto a la del Rey Juan Carlos I y la del Presidente de Las Cortes (D. Fernando Álvarez de Miranda, recientemente fallecido), en el ejemplar de la Constitución de 1978, que devolvía a los españoles la libertad política y los encaminaba a un futuro mejor.

Pero, antes, D. Antonio había hecho algunas otras cosas. Entre otras, ser catedrático de Universidad y periodista de extraordinaria ejecutoria, como director del inolvidado diario “Madrid”, que salió por los aires después de un cierre intempestivo que se convirtió en metáfora de las dificultades de la prensa durante el franquismo.

El autor es Miguel Ángel Gozalo, periodista que conoció a Fontán en el diario “Madrid” y con quien colaboró en posteriores emprendimientos.

Este libro es especialmente recomendable para quienes estén interesados en la Política, con mayúsculas.

sábado, 16 de abril de 2016

El expolio de Caja España.

Las cajas de ahorros más antiguas se crearon hace unos trescientos años como instituciones sin ánimo de lucro, cercanas a las personas y con una clara función y responsabilidad social. Supusieron una fuerte competencia para los bancos ya que controlaron más del 50% del mercado: durante muchos años no hubo ningún banco que fuera líder en ninguna provincia. Se vieron afectadas por los cambios impulsados por los ideólogos de la desregularización que, en Estados Unidos, lograron la derogación de la ley Glass-Steagall que desde 1930 a 1999 separó las actividades de la banca comercial y de la banca de inversiones, y limitaba su ámbito territorial de actuación. 

En España este cambio internacional de regulación coincidió con el desarrollo normativo de las Comunidades Autónomas y, a la flexibilización de su estatus jurídico, se añadió la politización de sus órganos de gobierno. A diferencia de otras crisis sufridas por el sistema financiero español, en la del 2007, la reacción fue demasiado lenta, entre otras razones, por la resistencia de las Comunidades Autónomas (¿se acuerdan de nuestro todopoderoso Villanueva…?) y por la falta de coordinación con el Banco de España.

A partir del 2010 se inicia un proceso acelerado de “transformación” con graves errores como la salida a Bolsa de entidades en estado de insolvencia, una maraña de artificios legales y contables y, siempre, un déficit de información clara a inversores, depositantes y ciudadanos. Como consecuencia de las reclamaciones de miles de damnificados hemos ido conociendo escandalosos casos de nepotismo en las contrataciones de personas, bienes y servicios que, aun siendo legales, repugnan a los principios éticos de la mayoría de los ciudadanos. Cuesta creer que nadie se diera cuenta de lo que estaba sucediendo y uno se pregunta por qué nadie protestaba o pedía cuentas... salvo que los responsables de hacerlo estuvieran logrando algo a cambio. Como muestra para ilustrar estos nuevos episodios de “Capitalismo de amiguetes” es muy recomendable la lectura de los conocidos como correos de Blesa. 

El endeudamiento provocado por este expolio hipoteca nuestro futuro y el de varias generaciones de españoles, por muchos años. Y tanta fusión y concentración, en mi opinión, supone una situación próxima al oligopolio, y un mayor riesgo sistémico. El tiempo lo dirá. Desde luego está quedando claro que la desaparición de las cajas de ahorro está suponiendo un fabuloso negocio para algunos: donde antes había más de cincuenta entidades ahora quedan unas diez. Menos comensales para un mismo -y suculento- pastel.

Quizá una de las consecuencias más injustas de la desaparición de las cajas sea el impacto negativo -desatención, incluso riesgo de exclusión del sistema bancario- que va a tener en los ciudadanos de las zonas rurales, en los pequeños empresarios, en los pensionistas, sobre todo en Castilla y León. Se acabaron las ventajas de tener -como teníamos con nuestras cajas de ahorro- un sistema financiero propio.

La común -e interesada- posición de los políticos de los grandes partidos es que las cajas de ahorros no han desaparecido, sino que se han transformado… Suma y sigue con la perversión del lenguaje. Las cajas de ahorros no tenían accionistas, no repartían dividendo, y sus beneficios (miles de millones de euros) se invertían en interés social de la comunidad a la que servían. Me cuesta creer que los dueños de los actuales bancos en que se han “transformado” las cajas de ahorros vayan a ser igual de generosos. 


Ya nos han avisado de que la “nueva situación” les obliga a reconsiderar muchos de los compromisos adquiridos que, eso, traducido del leguaje cortesano al popular, quiere decir que se acabaron los apoyos, hasta ahora conocidos, a los discapacitados, a tantas asociaciones, al deporte base, al mundo rural, a la universidad… Y, como muestra, un botón. Hace meses fue noticia -a cuatro columnas- que Bankia destinó 2 millones de euros para diversos proyectos sociales en las nueve provincias de Castilla y León. Lo que no se decía, para que los castellanos y leoneses tuviéramos un punto de comparación, es que, hasta antes del expolio, la inversión de las seis cajas de ahorro de nuestra comunidad autónoma llegó a superar los cien millones de euros anuales. 

El penúltimo episodio de esta triste historia es el anuncio del despido de 1.120 personas en Caja España, casi un tercio de la plantilla (ya disminuida considerablemente por otros recientes ajustes). Desde que la-caja-dejó-de-ser-la-caja los intereses son otros. Ahora se trata de prepararse para salir a la Bolsa. Y para vender más acciones -y a mejor precio- hay que dar a los “mercados” las señales de costumbre: que cada día tenemos más ingresos y menos gastos. Lejos quedan los fines fundacionales, el ganar dinero para mejorar la calidad de vida de los leoneses, que en cada pueblo hubiera una oficina para ofrecer un mejor servicio a nuestra gente, etc. 

En tiempos de crisis siempre se ha despedido a gente, también en Caja España: pero de otra manera, como último recurso, entre otras razones, porque quienes tomaban la decisión conocían a sus trabajadores, sabían de su situación personal y familiar, eran paisanos. Ahora quienes toman la decisión son personajes “globales” que vivirán en Málaga o en Madrid y para quienes, probablemente, su principal motivación es que se den los “números” para que así puedan lograr su bono, un bono de muchos ceros.

En fin, lo dicho, un auténtico expolio. Nos están privando -con injusticia grande- de algo que teníamos y gozábamos, nuestra caja de ahorros. Y, mientras tanto, los políticos del PP, PSOE e IU -corresponsables de esta situación- escenificando su indignación. Qué asco.

Publicado en Diario de León, ayer, viernes 15 de abril del 2016: http://www.diariodeleon.es/noticias/opinion/expolio-caja-espana_1061668.html

lunes, 28 de diciembre de 2015

El "efecto calzoncillo" o el lenguaje secreto de las encuestas.

En el año 1986, año en que los españoles dijeron sí al ingreso de España en la OTAN, los publicistas acuñaron la expresión “efecto calzoncillo” para designar una curiosa perversión de las encuestas (y corregir así sus correspondientes estudios de mercado): los consumidores nunca dicen la verdad sobre sus hábitos de higiene, su sexualidad o sus predilecciones políticas.

“¿Cuántas veces se cambia usted de calzoncillos?” “Todos los días”, responde con "seguridad" el españolito de a pié. 

Pues eso, en la reciente campaña electoral, volvió a funcionar el “efecto calzoncillo”. 

Los gurús de la demoscopia deberían haberlo tenido en cuenta al hacer sus previsiones. Hubo votantes (dicen) que incluso después de haber depositado sus papeletas mintieron sobre el partido elegido, en las encuestas a pié de urna o israelitas...

Pensando sobre este asunto me acordé del libro de Darrel Huff “Cómo mentir con estadísticas”.

Darrel Huff (1913-2001) fue un prolífico escritor estadounidense especializado en libro práctico que también trabajó como editor en algunas revistas. En 1954 publicó su mayor éxito, “Cómo mentir con estadísticas”, traducido a más de veinte lenguas y que se ha convertido en uno de los libros más vendidos sobre estos asuntos.

Lo he vuelto a releer y, en efecto, este libro es un manual sobre cómo se pueden utilizar las estadísticas -las encuestas- para engañar.

Lo que este libro, escrito con ingenio y humor, nos ofrece es un curso de sentido común para aprender a descubrir los ardides con que cada día pretenden engañarnos, manipulando cifras y gráficas, los medios de comunicación, los políticos, la publicidad…


Lo que aquí se nos cuenta -el lenguaje secreto de las estadísticas- aunque pueda resultar divertido conviene tomárselo en serio, porque, como nos dice el autor, “los desaprensivos ya conocen estos trucos; los hombres honrados deben aprenderlos en defensa propia”.

sábado, 26 de diciembre de 2015

Pañales para adultos.

Hace unas semanas leí una noticia que llamó mi atención: En Japón, por primera vez en su historia, el año pasado, se vendieron más pañales para adultos que para bebés… En España, más temprano que tarde, viviremos una situación similar. Con nuestras actuales tasas de natalidad, dentro de medio siglo, cuatro de cada diez españoles tendrán más de 65 años. Más datos. Durante la próxima década, casi un 30% de las casas estarán habitadas por una sola persona y otro porcentaje similar, por dos.

Algunos expertos hablan de suicidio demográfico de España. No sé si será una exageración, pero, seguro, que este nuevo escenario -la combinación de envejecimiento y descenso de la población- supondrá una nueva estructura económica. Sin duda que es una buena noticia que la esperanza de vida de los españoles supere, ya, los 80 años de edad como también sucede en otras economías desarrolladas. Vamos hacia una sociedad con cada vez más jubilados, que vivirán más, y menos personas en edad de trabajar y, muchos de éstos, con contratos a tiempo parcial y contribuciones reducidas a la Seguridad Social. Y todo esto impactará de múltiples formas a nivel económico, social y presupuestario.

Perdemos población. Los datos del Instituto Nacional de Estadística marcan una tendencia común a todo el país pero que, en León, se hace más profunda que en la media nacional. Aquí, lo vemos todos los días, cada vez perdemos más población y la que queda está envejecida porque, además de caer la natalidad, los jóvenes se tienen que ir a otros lugares en busca de oportunidades de trabajo. Hace unos meses conocíamos el dato de que, en León, casi un 30% de los municipios no registran ningún nacimiento en el año y, sin embargo, casi todos, si registran vecinos fallecidos. O que los centenarios que residen en León se han duplicado en la última década. O que la provincia ha perdido más de ochenta mil habitantes durante los últimos cuarenta años. O que somos los terceros con más conductores mayores de 74 años.


España es ya uno de los países más envejecidos del mundo. Baja natalidad y aumento de la esperanza de vida aceleran el proceso de envejecimiento de la población española. Cada año nacen menos niños y se mueren menos habitantes. La población en edad de trabajar está disminuyendo y en el futuro se reducirá todavía más. A finales del siglo XIX, la expectativa de vida media era de poco más de 50 años; hoy es de más de 80. El sueño –la ilusión- de tantas generaciones de vivir hasta los 100 años, cada vez es una posibilidad al alcance de más personas. Jubilarse ya no es como la antesala de la muerte. Afortunadamente. Es decir, un menor número de trabajadores va a tener que sostener a un mayor número de jubilados. Ante este panorama surge una pregunta “incómoda” ¿quién pagará los programas de atención a dependientes, la sanidad, el gasto farmacéutico…? 

Vamos camino de ser “un país de viejos”. Es importante hacer visible un problema que sólo perciben quienes la ven día a día: la muerte lenta de sus pueblos. Uno de los problemas más graves (y quizás menos atendidos) de España. Situación que hubiera sido más grave de no ser por la contribución de los inmigrantes durante los últimos años. Pero, como consecuencia de la crisis económica, cada vez llegan y permanecen menos inmigrantes en nuestro país. Esta situación es una “bomba de tiempo” que, si no se pone remedio, acabará explotando en forma de un insostenible gasto en sanidad, en servicios sociales y en pensiones. El desequilibrio demográfico obligará a cambios drásticos en el modelo de sociedad. Estamos condenando a la inviabilidad al modelo social que nosotros hemos heredado. Recuperar el crecimiento demográfico es fundamental para mantener muchas de las prestaciones de nuestro actual modelo económico y social.

El problema de la natalidad es acuciante y su resolución poco tiene que ver con factores ideológicos o partidistas, sino con una concepción responsable del futuro. La familia no es un asunto “estrictamente” privado. La negativa de muchas familias a tener hijos hace tambalear los fundamentos de nuestro Estado del Bienestar. Por tanto, urge impulsar las políticas de apoyo a la familia con incentivos económicos y con medidas que favorezcan –realmente- la tan proclamada conciliación laboral. El derrumbe de nuestra pirámide poblacional es el derrumbe de nuestro modelo de sociedad. Aquí está la gravedad y la urgencia.

La crisis económica –y la inestabilidad social- ha retrasado y desincentivado la maternidad. Muchas mujeres la retrasan a la espera de mejores condiciones que, a veces, nunca llegan y, si llegan, es a una edad tardía para tener y educar a un hijo. Para muchas mujeres supone una tensión entre el reloj biológico y la coyuntura económica. Las buenas prácticas de algunos países como, por ejemplo, algunos del norte de Europa, señalan que se puede revertir la tendencia incidiendo sobre las condiciones que favorecen y protegen la maternidad: permisos a compartir entre ambos padres, guarderías asequibles y reducción de la jornada laboral por crianza, entre otras, son algunas de las medidas que han demostrado ser eficaces.

O los incentivos para favorecer el asentamiento de nuevos habitantes en el mundo rural. La verdad es que muchos estamos cansados de escuchar hablar de medidas que o no se concretan, o no son suficientes, o no son adecuadas o, sencillamente, “no son” porque no pasan de ser unas conclusiones de un estudio (“el papel lo aguanta todo”). En fin, urge impulsar políticas orientadas a favorecer la sostenibilidad de las cuentas públicas y el mantenimiento de los pilares de nuestro Estado del Bienestar. Tomar conciencia de este problema es una cuestión de Estado. Y cuestión de Estado quiere decir que todos los partidos políticos, sin excepción, deberían ponerse de acuerdo a la hora de fijar políticas que permitan si no atajar esta sangría poblacional, al menos, cambiar la tendencia. Por el bien de todos.

viernes, 30 de octubre de 2015

La ilusión es más poderosa que el miedo.

Hace unas semanas estaba pensando y escribiendo sobre los primeros cien días de trabajo de Ciudadanos en las instituciones cuando se celebraron las elecciones catalanas con la agradable sorpresa del resultado de Ciudadanos y de su candidata. Este acontecimiento ha confirmado muchas de mis opiniones sobre este proyecto político y sobre el “denominador común” de algunos de sus dirigentes como Albert Rivera, Inés Arrimadas, o de Gemma Villarroel que, en mi opinión, es quien mejor representa, en León, los principios y valores de Ciudadanos.

Ciudadanos ha abierto a los desencantados del PP y del PSOE una opción digna entre la abstención y el voto con la nariz tapada. Dan respuestas convincentes a una opinión pública escéptica sobre la renovación de los partidos tradicionales, y predispuesta a escuchar con agrado los nuevos mensajes. Consiguen, con naturalidad, romper la imagen del político distante y tecnocrático, buscando la empatía con su auditorio mediante un lenguaje comprensible. Un lenguaje más fresco del que la rutina política ha terminado imponiendo. Ofrecen un perfil amable, cercano y moderno. Un modelo muy atractivo para muchos electores.


Pero ofrecen mucho más que sonreír y mostrar buenas maneras. Traen nuevos horizontes a la vida pública española. Un mensaje transversal. Reactivar y refrescar los valores constitucionales. A favor del consenso y del diálogo. Un país donde la unidad de España sea un valor. Un país donde se reforme sin romper las reglas del juego. Una superación del sentimiento de revancha rupturista que provoca cierto rechazo de las clases medias, mayoritariamente moderadas. A la mayoría de los electores les sobran las posiciones irrenunciables y los partidismos exagerados.

Saben capitalizar el descontento mayoritario no repartiendo odio, inquina o revanchismo, sino esgrimiendo esa arma poderosísima que es el sentido común. Han planteado objetivos ambiciosos y forzado a los partidos tradicionales a realizar cambios que, hasta hace poco, eran impensables. La regeneración de nuestra democracia es imprescindible para superar la crisis política, económica y social, y para devolver a los ciudadanos el control sobre la política. Y estas reformas no las van a llevar a cabo los que quieren que todo siga igual, los que han tolerado las actividades de bandas organizadas de corrupción. 

Me llama, positivamente, la atención que no ofrecen un partido político sino un proyecto para España, Cataluña, para León… Ciudadanos es sólo un instrumento jurídico adecuado para poder ser una palanca de cambio, para que las cosas mejoren. Uno de los ejes que vertebra su discurso es la democracia interna y la transparencia en la gestión de las administraciones. Ofrecen un discurso responsable capaz de generar confianzas. Un proyecto para levantar España y recuperar la confianza de los ciudadanos, sin gritar, sin mentir y sin prometer quimeras. Prometer resulta gratis sobre todo cuando no se tiene ninguna posibilidad de gobernar.

Mejorar el funcionamiento y la eficiencia de la política requiere actitudes más constructivas y favorables a la cultura del pacto. Facilitar la gobernabilidad es una muestra de responsabilidad. España no puede permitirse que no haya gobiernos estables, pero tampoco que se gobierne de la misma manera. Cuando ninguna fuerza política obtiene el suficiente número de votos los pactos no es que sean inevitables es que son deseables para lograr un funcionamiento razonable de las instituciones. Eso sí, los pactos no como trapicheo sino como una oportunidad para regenerar la democracia. La cuestión no es con quién llegas a acuerdos sino para qué. Además, permitir el gobierno de un competidor requiere de magnanimidad, y de seguridad en sí mismo. Esta magnanimidad es, precisamente, la que necesita la política española. 

En definitiva, un cambio profundo, pero sobre todo, un cambio sensato. Un proyecto para España movido por la esperanza, sin enfados, venganzas, ni acritudes: la ilusión es más poderosa que el miedo. Ciudadanos se ha consolidado como una alternativa fiable, de confianza. Sus propuestas están llenas de sentido común, al menos, durante estos primeros cien días.

Publicado hoy, viernes 30 de octubre del 2015, en Diario de León: http://www.diariodeleon.es/noticias/opinion/ilusion-es-mas-poderosa-miedo_1019685.html