@MendozayDiaz

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domingo, 20 de noviembre de 2016

"Las Edades del Hombre": una buena idea.

La XXI Exposición de las Edades del Hombre se acaba de clausurar en Toro (Zamora): “Acqua” se ha celebrado en la Colegiata y en la iglesia del Santo Sepulcro desde el pasado mes de abril, y ha recibido la visita de más de 243.110 personas (según informan en la página de la Fundación: www.lasedades.es).


La próxima exposición (2017) será en Cuéllar (Segovia) y el nombre elegido para esta vigésimo segunda muestra es “Reconciliatio”. Constará de tres capítulos sobre Penitencia, Indulgencia y Perdón de los Pecados en tres templos (la capilla de Santa María Magdalena y las iglesias de San Esteban y San Andrés) que expondrán obras de todas las diócesis de Castilla y León.

Una buena idea que desde 1988, fecha de su primera exposición, ha servido para recuperar y difundir nuestro arte, así como una eficaz iniciativa para promocionar a Castilla y León como destino turístico.

martes, 15 de noviembre de 2016

"Toni Zweifel. Huellas de una historia de amor" de Arturo López Kindler.

Acabo de leer la biografía, que se acaba de publicar, de una persona muy interesante: “Toni Zweifel. Huellas de una historia de amor” de Arturo López Kindler. Es el segundo libro que leo de este autor. Hace unos meses leí “Antonio Fontán. Un héroe de la libertad” también publicado por la editorial Rialp y, también, muy recomendable.


Hijo de un empresario suizo, estudió con brillantez la carrera de ingeniería en el Politécnico de Zürich y, en vez de disfrutar de patrimonio “se complicó la vida” y emprendió un proyecto de residencia universitaria (“Fluntern”) con características singulares: no una simple posada sino un lugar de estudio y formación con ambiente de familia cristiana para estudiantes que debían dejar su casa durante la época de clases.

Y, también, creó una fundación benéfica de ámbito universal (www.limmat.org), con sede en Suiza, que tuviera como objeto promocionar a personas menos favorecidas en todo el mundo y mejorar sus condiciones de vida.

Murió a los 51 años después de sobrellevar, durante varios años y con una fortaleza ejemplar, su enfermedad (leucemia). Una personalidad inspiradora. Un ejemplo de vida que sirve de guía a tantos hombres y mujeres que buscan dedicar toda su energía a proyectos de largo alcance.

lunes, 14 de noviembre de 2016

Por las buenas formas.

Una oleada de creciente vulgaridad invade nuestra vida. No es nueva. Hace unos treinta años, algunas personas decidieron como reacción a los cánones políticos de la época, identificar autoritarismo y maneras educadas de tratarse, dictadura y buenas formas.

Se produce, entonces, el progresivo derrocamiento de la corbata, la entronización poderosa del vaquero y, lo que es peor, el arrinconamiento de los buenos modales, la devaluación de los usos lingüísticos que, “viralmente”, nos alcanza a todos. Asistimos, pues, al desprecio sistemático de las buenas formas, a su conculcación cuando no a su burla y escarnio: los jóvenes no se consideran, en general, obligados a ceder a los ancianos el asiento del autobús. A vetusto anacronismo suena el observar la vieja costumbre de que el que sale tiene derecho preferente sobre el que entra.

El “sincorbatismo” se ha convertido en una mística, cuando, en realidad, vestir bien no consiste en llevar siempre corbata sino el traje o la vestimenta adecuados a cada situación. He conocido a directivos de organizaciones y empresarios de éxito que adolecen de una buena educación, de buenas maneras, de buenas costumbres. El protocolo es la técnica de hacer bien las cosas y el conjunto de normas y usos que nos dicen cómo actuar. Una técnica que, como tal, se aprende. Una preocupación humana, desde antiguo. El famoso Confucio, quinientos años antes del nacimiento de Cristo, ya destacaba su importancia en las relaciones humanas. Un negocio puede no concretarse por falta de tacto en una conversación o por desconocimiento de las costumbres de un país.

Una vez más, la importancia de cuidar los detalles, las cosas pequeñas, en las relaciones humanas. Cosas de protocolo que, a muchos, se les escapa, a veces por ignorancia y otras por el curioso convencimiento de entender que la buena educación está reñida con la modernidad. Aunque la mayoría de las normas de protocolo son universales, cada país tiene las suyas y hay que conocerlas para facilitar el éxito de un negocio. Muchos extranjeros se extrañan ante errores tan comunes entre los españoles como el habitual tuteo, o ir directamente al grano y hablar de negocios desde el primer momento.

La imagen corporativa ha pasado a ser un tema de millones de euros para muchas organizaciones. Cada vez son más frecuentes los grandes despliegues publicitarios. La cuestión clave es: ¿está la organización preparada para cumplir con las promesas desarrolladas por creativos y publicistas? La organización tiene que cumplir con las expectativas generadas por la campaña de imagen. Si, por ejemplo, decimos que nos distinguimos por la amabilidad, debemos traducirlo en acciones concretas de nuestros colaboradores: ¿todos sonriendo? ¿resolver con diligencia los problemas de los clientes? ¿responder el teléfono antes del tercer timbrazo...?

Concretar es fundamental para poder lograr uno de los aspectos más complejos: lograr el compromiso de todos, que quieran lo que la organización quiere, cómo y cuándo lo quiere. Lograrlo, requiere un trabajo intenso que exige mejoras en la cultura de trabajo, en los estilos de dirigir. Emprender una campaña de imagen con una promesa que la organización no está preparada para ofrecerla es un desprestigio, una pérdida de tiempo, dinero y credibilidad.

Cuidar nuestra imagen es fundamental. Una imagen que implica no sólo llevar la vestimenta adecuada sino comportarse correctamente en toda circunstancia. La puntualidad, la cortesía o cómo saludar son algunos aspectos a cuidar especialmente. El saludo es el primer contacto físico con la otra persona; por tanto, hay que cuidar cómo estrechamos la mano. Una persona segura estrecha francamente su mano. Dar la mano como si fuera una merluza muerta, o como si fuera una tenaza, suelen ser muestras de mala educación. La urbanidad se puede aprender siempre, aunque facilita las cosas si los aspectos básicos se vivieron desde pequeños. Cuando no tengamos claro qué hacer, actuar con naturalidad es siempre mejor que adoptar una postura acartonada, estereotipada, rígida.

En conclusión, la imagen vende y las buenas costumbres venden mucho más. Las ricas fórmulas de salutaciones del español han sido reducidas al “hola”, al “vale” o al “ok”. El tuteo indiscriminado se ha impuesto de forma generalizada. Se ignora que los parques públicos son de todos y no es difícil contemplar la destrucción del respeto a los otros que supone el “día después” de los botellones. Los insoportables y, en ocasiones, ridículos, sonidos de algunos multitonos de teléfonos móviles nos aturden a todas horas y en todo lugar. Los usuarios frecuentes del tren debemos soportar, si o si, que cualquier hijo de vecino cuente, sin ningún pudor y a viva voz desde su asiento, su vida y milagros a su interlocutor telefónico, cuando, el precio pagado por el billete, pareciera dar derecho a una mínima tranquilidad.

Ya en el siglo XIX un escritor tan nada sospechoso de “involucionismos” como Mariano José de Larra satirizaba sobre las toscas maneras y alababa el “provechoso yugo de una buena educación”. Hoy debemos exigir, con Larra y con todas las personas civilizadas, la restitución imperiosa de las buenas formas y la proscripción social del mal gusto y la chabacanería.

Publicado en "Diario de León" el domingo 13 de noviembre del 2016: http://www.diariodeleon.es/noticias/opinion/buenas-formas_1114303.html

martes, 8 de noviembre de 2016

"Sumisión" de Michel Houellebecq.

Francia, en un futuro próximo. A las puertas de las elecciones presidenciales de 2022. Los partidos tradicionales se han hundido en las encuestas y Mohammed Ben Abbes, carismático líder de una nueva formación islamista moderada, derrota con el apoyo de los socialistas y de la derecha a la candidata del Frente Nacional en la segunda vuelta. 

François, un profesor universitario hastiado de la docencia y de su vida sexual, que a sus cuarenta años se había resignado a una vida aburrida pero sosegada, ve cómo la rápida transformación que sucede a la llegada del nuevo presidente al Elíseo altera la vida cotidiana de los franceses y le depara a él un inesperado futuro. 

Los judíos han emigrado a Israel, en las calles las mujeres han cambiado las faldas por conjuntos de blusas largas y pantalones, y algunos comercios han cerrado sus puertas o reorientado el negocio. 

Y la Sorbona es ahora una universidad islámica en la que los profesores conversos gozan de excelentes salarios y tienen derecho a la poligamia. 

Al igual que Huysmans, el escritor del siglo XIX convertido al catolicismo al que consagró su tesis, François sopesará pronunciar las palabras que le abrirán las puertas de la religión islámica y de una nueva vida: "No hay más dios que Alá y Mahoma es su profeta."


Michel Houellebecq llama la atención sobre un tema de actualidad como la pérdida de identidad de las grandes naciones europeas y su progresiva islamización. La historia transcurre en Francia, pero también podría suceder en Alemania o en España…

Por verosímil -profética- su lectura inquieta, angustia.

Lo mejor: su ingenio, su cinismo, su ironía. 

Este libro me creó un expectativa que, poco a poco, se fue diluyendo en la medida en que dejaba de profundizar en el argumento para, en mi opinión, enredarse en demasiados pasajes chabacanos, obscenos.

Me ha decepcionado.

domingo, 6 de noviembre de 2016

Huelga de deberes.

Los clientes de Renfe celebramos la noticia de que, por fin, esta empresa vaya a ofrecer wifi en algunos -sólo en algunos, por aquello de ordenar las expectativas- de sus trenes. Ni siquiera en todos sus trenes de alta velocidad, sólo en algunos como, anuncian, los que prestan servicio en las líneas a Sevilla y a Barcelona. A los usuarios del “ave” Madrid-León (también en esta ocasión) nos tocará esperar. 

Que, hasta ahora, una compañía como Renfe no ofreciera este servicio a sus clientes es, cuando menos, sorprendente.

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Se acabó la vendimia y comienza la campaña del aceite de oliva. Unos estudiosos han calculado el número de olivos que hay en Andalucía. Realmente hay “gente-pa-tó”, hasta para calcular el número de olivos… Estiman que unos sesenta y cinco millones. Una inmensidad. Recuerdo que hay lugares donde uno parece estar rodeado. Una alfombra de olivos que se extiende a cualquiera de los cuatro puntos cardinales. Por ejemplo, entre Baeza y Úbeda.


Sobre el aceite de oliva y mucho más trata uno de los últimos libros de Juan Eslava Galán “Viaje por el Guadalquivir y su historia”: de los orígenes de Tarteso al esplendor del oro de América y los pueblos de sus riberas.

Leyéndolo me llamó la atención una curiosidad que algunos, con gran ingenio y no sin razón, consideran un antecedente del código de barras. Las ánforas llamadas olearias se denominaban así en el Imperio Romano porque servían para envasar aceite. Cada ánfora llevaba la “figliana” o sello del alfarero en un asa y, además, una serie de inscripciones a tinta y pincel, en letra cursiva, los llamados “tituli picti”, en los que consignaban el peso del envase, el peso del aceite, el nombre del productor y otros datos fiscales.

Estas ánforas olearias procedentes de la Bética se han encontrado en puntos tan distintos como Inglaterra y la India, lo que prueba que el aceite andaluz no está de moda porque lo recomienden los cocineros (chefs) de moda, sino que ya, entonces, era muy valorado en todo el mundo conocido. 

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Una asociación de padres de alumnos ha convocado una huelga de deberes para este fin de semana, como forma de presión para que se regule por ley la eliminación de las tareas escolares. Pienso que, en este asunto, como en tantos otros, no hay nada mejor que mirar a quien o quienes lo hacen mejor. Aprender de los otros, especialmente de aquellos que lo hacen bien, el famoso “benchmarking”. En este caso, finlandeses y coreanos que, cada año y desde hace varios, obtienen los mejores resultados en los informes del Programa Internacional para la Evaluación de Estudiantes o Informe PISA (por sus siglas en inglés: Programme for International Student Assessment).

Algunas buenas prácticas que pueden servir de fuente de inspiración. Por ejemplo, en Corea, la educación se concibe como una obligación patriótica. Los estudiantes tienen jornadas de seis horas de clase y entre cuatro o cinco de refuerzo. Y la profesión de maestro tiene un gran prestigio y reconocimiento social. 

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martes, 1 de noviembre de 2016

El Papa Francisco en Suecia: un recuerdo para José Miguel Cejas.

Que sí, que sí, que no es broma…Que el Ayuntamiento de Madrid quiere que las ovejas vuelvan a pastar en la Casa de Campo. La Alcaldesa Carmena se ha pronunciado a favor de esta medida con un argumento de autoridad: en el Palacio de las Naciones de Ginebra también pastan las ovejas. Una oportunidad para ser-como-los-suizos, al menos en esto… Señor, señor, qué rebaño.

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Expertos en urbanismo han distinguido a León como una de las ciudades con mejor calidad de vida para sus habitantes. Una buena noticia. Es una realidad que León-está-de-moda. Cada vez se aprecian, por ejemplo, más turistas y congresistas. Y una mejor noticia: que según el criterio de estos sabios León también seguirá estando de moda en el futuro. Lo que más me gusta de esta distinción es su causa: León ofrece la cobertura de muchos servicios públicos sin perder la “escala humana”.

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El Papa Francisco ha asistido, en Suecia, a la conmemoración de los quinientos años de la Reforma Protestante. Es más, lo que nos une que lo que nos separa, ha dicho.

Hablar de cristianos y luteranos en Escandinavia me recuerda -con cariño y gratitud- el libro “Cálido viento del norte” de José Miguel Cejas que falleció en febrero de este año, un mes antes de la presentación de su libro.


Se trata de breves historias de hombres y mujeres de los países nórdicos, “disidentes” que recorren caminos lejanos a los propuestos por las ideologías dominantes. Según José Miguel Cejas el estilo de vida de estas gentes constituye un viento cálido y renovador procedente del norte de Europa; y su disidencia es denuncia, pero también esperanza de un tiempo nuevo.